-Risto Mejide. Que la muerte te acompañe.-
Esta demostrado, solo aprendemos tras haber cometido un gravisimo error que estampe nuestras expectativas contra el cristal de la realidad. Si hay algo está claro es que aquí funcionamos a base de ensayo y error, la voz de la experiencia es ignorada por nuestros cuerpos sedientos de adrenalina y ganas de demostrarle al mundo que somos especiales. Desgraciadamente, nos damos de bruces contra eso que llaman destino. Las posibilidades de éxito son inversamente proporcionales a las ganas que tengamos de ganar. Vivimos coleccionando fracasos, sentimentales y profesionales, y buscando obtener tantos éxitos como abarquen nuestros brazos. Y el amor, el amor es fuego, es quemarse y consumirse y desafortunadamente no dura para siempre. Por eso es peligroso querer mucho y sin control, porque avivar demasiado la llama, puede quemarte antes, más y peor. Vete haciéndote a la idea poco y ve planeando ese futuro que nunca tendréis o disfruta de cada calada de este cigarro al que llamamos vida, saborea ese humo llamado amor, que el olor amargo que tendrás después , solo lo quita el tiempo, ni chicles, ni colonias, ni perfumes.
Reinas de la Maldad, tras releer "Que la muerte te acompañe" de Risto Mejide, descubrí ese párrafo, que mi inconsciente cabeza había pasado por alto las dos primeras veces, y sobre él, me ha parecido interesante escribir una reflexión, que no le llega ni a la suela del zapato al párrafo anterior. Aún así, espero que ambos textos os gusten. Un besazo, siempre vuestra, @maarviloria.