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Porque sobre lo ideal, se ha escrito demasiado.

Soberbios, followers & cia

lunes, 25 de noviembre de 2013

#LasReinasDeLaMaldad Olga.

Hoy, os presento a Olga, su blog, Sonríe, es lo más serio
Sobre ella:
¿Quién mejor que ella misma para decirnos quién es?
"Proyecto de cirujana. ¿Sobre mi? 221223 pelos, 152 pecas y algún que otro lunar. Aposté y perdí mi vergüenza en una apuesta. Escribir es más que una acción, es un modo de vida. FanFantal y apasionada por Fangoria. No estoy seria, soy seria. Con el alma tatuada, y si, es su nombre, claro."
Sobre su blog:
Su blog diría que es como otra versión del mío, (en el buen sentido de la expresión). Olga y yo, nos parecemos tanto que leer sus palabras es casi como si estuviera leyéndome a mi misma. El contenido del blog, es similar al mío, pero con mucha más sensibilidad (y menos palabras mal sonantes). Es un blog que debéis visitar si os gusta este porque es la versión mejorada del mío.
Destacaría su entrada "180513 lágrimas", es un post con el que lloré desde la tercera frase. ¿Por qué? porque es algo escrito desde el mismo corazón, es dolor en forma de tristeza desconsolada pero contenida. Realmente, es una entrada que me emocionó desde la primera hasta la última coma y recomiendo que leáis.
Su relación con El Rincón de la Soberbia:
Sé que Olga me seguía en twitter desde hacía algún tiempo, pero como soy así de arisca (y porque no me doy cuenta de seguir a la gente, realmente ese fue mi fallo) no la seguía, y ese fue un terrible error.
Cuando la pregunté que desde cuándo y por qué leía mi blog esto fue lo que me contestó:
"Leo tu blog desde hará como año y medio, y lo leo porque me identifico muchísimo contigo, comparto tu afición por la moda y sobre todo porque me encanta leer y escribir."
Lo que me llamó la atención:
He de reconocer que cuando Olga mostró interés por colaborar en esta nueva sección, y me pasé por su blog no tuve más remedio que arrodillarme ante ella. Posee una sensibilidad que nunca había visto y su manera de escribir, me recordó demasiado a la mía. Llevamos en contacto alrededor de un mes, trabajando sobre la entrada y a pesar de mi falta de constancia, y mi memoria de pez, no ha dejado de trabajar por su cuenta. Destacaría de ella, la perseverancia, el gusto por el trabajo bien hecho y su facilidad para emocionar. Desde mi espacio, os invito a conocerla y a descubrir todas esas cualidades de las que os he hablado.
Su espacio:
Propuse a Olga hablar sobre el frío, el invierno, esa época del año que como sabéis tanto odio (aunque los más asiduos al blog la adoréis porque mis publicaciones son más numerosas) y esta maravilla, es lo que ella decidió escribir:

Invierno, por Olga Vallejo.

"Esta mañana he abierto la ventana y ahí estaba, el Señor Invierno recién llegado a la ciudad.
Como cada año, venía a invitarme a pasear. El señor Invierno es frío, alto y delgado, aunque muchos piensen que es desagradable y antipático, es bastante reservado y callado. Pero una vez te has acostumbrado, no es nada desagradable sentarse junto a él y observar como llueve fuera.
Parece que por fin llega el frío, y con él, los días cortos, las noches largas y las tardes enteras con un buen libro, café y manta.
Con el Señor Invierno llegan los domingos encerrada en casa, con mil cosas por hacer pero ninguna hecha. Llegan las seis y media de la tarde y es de noche, llegan las siete de la mañana y cuesta salir mucho de la cama, y no solo por la hora, si no por el frío, llegan las peleas por la manta, los guantes que no te dejan escribir bien y los abrigos que prácticamente no te dejan moverte. Pero también llega esa época tan mágica del año, en la que las ciudades se visten de blanco, las gotas se transforman en diminutos y perfectos copos de nieve y sobre todo llega la mejor sensación del mundo, tomar té bien caliente y notar como el calor te invade por dentro.
El Señor Invierno se queja de las comparaciones, se queja porque no le gusta a nadie, todos le preguntan por la primavera, su querida hermana Primavera, esa a la que todos adoran, con sus flores, el sol y los arboles vestidos de nuevo.  Solo hacen que preguntarle cuando va a llegar, cuando se irá él y dejará que todos disfruten del calor. Pero también se queja de que cuando el verano ha llegado y todo el mundo tiene lo que quiere, con el calor, la playa y los helados, quieren que vuelva el frío, y que el otoño, su hermano más cercano, aparezca rápido, porque es un momento de enamorados y bla bla bla…
Yo le dejo que proteste, porque no tiene con quien hablar.
Y seguimos paseando hasta casa, donde preparo té para dos, aunque sé que no se lo va a tomar, el Señor Invierno no se quita el abrigo, es muy friolero, y se queda callado junto a la estufa mientras ve la nieve caer al otro lado de la ventana. Es algo melancólico y bastante quejica, no lo voy a negar, pero créeme que cuando le conoces  no está tan mal.
Cuando llega la noche, el Señor Invierno se tiene que ir a trabajar, y mientras cierro la puerta y veo como se aleja, tengo que admitir que me gusta el Invierno y que no lo puedo evitar."

Esto ha sido todo, de nuevo recordaros el blog de Olga SONRÍE, ES LO MÁS SERIO y recomendaros que os paséis y la sigáis, porque no solo es muy buena escribiendo sino que también es un encanto de persona. Su cuenta de twitter es @OlgaVErrando a la cual también deberíais echar un vistazo.

Dicho esto, solo me queda despedirme, dando las gracias a Olga por atreverse a ser la primera, y a vosotras por estar al otro lado de la pantalla. Reinas de la Maldad, espero vuestros comentarios, sobre la nueva sección y lo maravillosa que os pareció la entrada de Olga. Si queréis escribir en mi blog, mandad un mail a mirincondesoberbia@hotmail.com.

Siempre vuestra, nunca suya. Marina Viloria.

COLABORACIONES.

Hoy, inauguramos una nueva sección en el Rincón de la Soberbia; la vuestra. En este espacio, voy a dejar que seáis vosotras, mis "Reinas de la Maldad" quienes escribáis unas líneas. ¿Cómo colaborar? Envía un mail a mirincondesoberbia@hotmail.com o pregunta vía Twitter en @ReinadelaMaldad. ¿Por qué? Muy sencillo, al igual que yo recibo cientos de visitas diarias, quiero que aquellas (bueno, y aquellos, que no es cuestión de generalizar) que me leéis, también podáis mostrar un poquito más de vosotras y dar a conocer un poco más vuestros blogs a personas que no os siguen. ¿Qué hay que hacer? al contactar conmigo, nos ponemos de acuerdo en cuanto al tema sobre el que queráis escribir, y redactáis una entrada (VUESTRA Y ORIGINAL) que publicaré en el blog. ¿Hay que tener blog para colaborar? No necesariamente, incluso puedo publicar de forma anónima si así lo requiere.
No os entretengo más, si queréis escribir en El Rincón de la Soberbia, ya sabéis lo que hay que hacer.

viernes, 15 de noviembre de 2013

El hombre perfecto.

Busca un hombre, no un crío. El hombre perfecto, aunque yo creo que eso es más bien un mito. Busca un hombre que sepa que estar contigo es un privilegio, no un derecho. Que te haga sonreír hasta cuando estés tratando de discutir con él. Uno de esos con los que se te pone cara de boba solo con oler su perfume y que si estuviera en su mano, pondría el universo a tus pies. Búscate un hombre que te valore por lo que eres, no por lo que fuiste ni por lo que algún día serás. Que te vea preciosa incluso recién levantada, en ese momento en el que tú te miras al espejo y suspiras pensando “Menos mal que alguien inventó los peines”. Que te respete, que te idolatre y con el que te sientas muy mujer, muy diva, muy diosa, muy tú.

No busques ni al más guapo, ni al más rico, no al que tenga el mejor apellido. Busca al que prefiera quedarse un sábado tirado en el sofá contigo que irse a ver el fútbol con sus amigos. Rechaza a todos aquellos que prefieran verte en ropa interior, antes que charlar con un café de por medio. Que te cuide, y que aunque no lo haga, trate de comprenderte.

Que no te venda motos, ni te jure amor eterno, pero que haga que cada día sea inolvidable. Búscate un hombre del que puedas presumir y al que se la caiga la baba al hablar de ti. Que tenga cerebro, que pene tienen todos. Detallista, romántico, un poco macarrilla… eso ya como tú lo veas, pero que sepa cómo hacerte feliz.

Que no te utilice, que te mime y que te cante al oído. Un hombre que si te da la espalda sea solo para llevarte a caballito. Que prefiera abrazarte antes que tocarte el culo. Búscate un hombre de esos de las películas, que te parezca guapo a ti, no al resto. Que llame tu atención y que te llene los días de besos. Busca hombre sincero, paciente y protector.

Fiel, leal y comprometido con vuestra causa, la de ser felices el resto de vuestra historia. Que huela bien, y que sepa mejor. Que bese como con sabor. Uno de esos que empiezas a echar de menos mucho antes de haberte despedido de él. Busca, busca, busca…

Y una vez le encuentres, átale a ti. Pero átale con unas cadenas más fuertes que las metálicas, de esas que hacen que cada minuto del día tenga que pensar en ti. Demuéstrale que aquí no has venido a competir con ninguna otra, que te vas a compartir con él. Y sobre todo, sé feliz. Disfruta de su compañía, de sus tonterías, de sus rabietas, de sus detalles y sus manías. Disfrútalo a diario y los fines de semana, por las noches, por las tardes y por las mañanas.


Porque al fin y al cabo, llevas toda la vida buscándolo. Porque al fin y al cabo, no sabes si es el de verdad, y al no saberlo no puedes predecir si algún día te faltará.


Reinas de la maldad, feliz viernes. Estoy especialmente contenta esta semana, no me pregunteís por qué. Con este post doy la entrada al fin de semana, que espero sea más productivo que el anterior. No tengo mucho más que añadir, que disfruteis todo lo que podais este par de días antes de volver a la rutina y que os espero aquí muy prontito. Un beso muy muy muy muy muy muy grande. 
SIEMPRE VUESTRA, (CASI) NUNCA SUYA. 

Marina Viloria


domingo, 10 de noviembre de 2013

½ ♥ + #Blonde


"Paula abrió la puerta de su casa y se dirigió a la cocina para dejar la compra. En cuanto dejó la última bolsa, notó algo extraño, como si las cosas hubiesen decidido reagruparse de manera distinta para llamar su atención. Con la intención de confirmar sus sospechas, se dirigió al salón. Y, efectivamente, lo entendió todo.

El piso estaba semidesértico. Era como si le hubieran robado exactamente la mitad de casi todo. Quedaban la mitad de los libros, la mitad de los CDs, la mitad de las películas, la mitad de su vida. La otra mitad se la había llevado él, aprovechando su ausencia.

Paula se sentó en su mitad del sofá y contempló lo vacía que había quedado la otra mitad de su existencia. Y se volvió a preguntar por qué nos empeñamos en llenarla siempre con otra persona. Por qué llevaba años empalmando una pareja con la siguiente. Por qué, de todas las cosas difíciles e importantes que había aprendido a lo largo de estos años, nunca figuraba en la lista la asignatura pendiente de estar sola.

Otra vez a desilusionarse, otra vez a perder las ganas, otra vez a olvidarse de los hombres, a reírse de ellos con esa risa que bien podría confundirse con llanto. Otra vez a recuperar la ilusión, otra vez a creer que será diferente. Otra vez a emocionarse con algo distinto. Y otra vez a vivir una mentira. Otra vez a descubrirla, otra vez a desengañarse. Otra vez a quitarse media vida, otra vez a quedarse sola en su medio sofá.

Como si de una venganza de cínicos se tratase, Paula había comprobado que su corazón era siempre divisible por la mitad. Y luego por la mitad de la mitad. Y después por la mitad de la mitad de la mitad. Y así infinitamente. Pero de lo que nadie le había advertido es que cada vez que lo dividimos, los sentimientos que puede albergar nuestro corazón son más pequeños.

Y eso era justamente lo que le estaba pasando a Paula. Que siempre que se enamoraba quería con todo el corazón, sí, pero con todo el corazón que le quedaba. Esa era la parte que nunca nadie le preguntó. Me quieres, sí, pero con cuánto.

Paula cogió los condones de una de las bolsas del súper, se digirió a su medio dormitorio y abrió el medio cajón del desconsuelo, la parte de su mesilla que solo se abría en caso de media emergencia. Allí guardaba la desesperación de los intermedios: un folleto de un banco de esperma y un consolador. Pero también los paquetes de kleenex.


Fue entonces cuando dibujó una media sonrisa y se enjugó la mitad de todas sus lágrimas."

Risto Mejide, Que la muerte te acompañe.

Reinas de la maldad, la mitad de la mitad.
No hay mucho más que añadir. Desearos feliz semana. Muy pronto comenzaran los cambios aquí, hay que ultimar los últimos detalles pero está casi todo listo.
Como siempre, podeis seguirme en twitter tanto en mi cuenta personal como en la cuenta del blog (@maarviloria y @ReinadelaMaldad respectivamente).
Ah, lo olvidaba, la foto es de una pequeña sesión que me hizo mi amiga Jen, la verdad es que no estaba preparada simplemente agarramos la cámara y quedaron unas fotos bastante chulas que ya os enseñaré. A ver si para la siguiente entrada ya puedo desvelar alguna de las sorpresas, que la verdad es que tengo muchísimas ganas pero no puedo decir nada.... Así que os dejo con los dientes largos, y os mando un beso inmenso. 
Siempre vuestra, nunca suya. 

Marina Viloria. 


jueves, 7 de noviembre de 2013

NOV.

Hola Noviembre. Ya estás aquí. Pensaba que este año me ibas a dar un respiro, pero no; ya estás aquí, con tus domingos eternos y tristes, llenos de melancolía y de tantos “tengo que empezar a cambiar”. La verdad es que no te he echado de menos. Hace muchos años que te echo de más. Pero tu siempre vuelves, tirando por la borda cualquier esperanza de vivir en un verano permanente, congelando todo recuerdo feliz de algún tiempo que algún día fue.
Qué egoísta eres. Con tu continuidad, tus 30 días justos, ni más ni menos. La mayoría de ellos, fríos y lluviosos, todos ellos raros, como de domingo.
Eres lo más parecido que conozco a una maldición, no es por nada, pero me recuerdas que el fin del año se acerca, y un año más no sé en qué he invertido mi cada vez más escaso y valioso tiempo.
Te tengo calado Noviembre, vas disfrazado de Otoño pero eres quien lo deja todo listo para el invierno, a ver si te crees que a mi me vas a engañar. Eres un triste, amaneces tarde y anocheces pronto. Anocheces tan pronto que es como si viviera en una noche permanente, pero no una de esas noches para recordar, sino una de esas noche de pasárselas llorando, deprimida en el sofá con una manta y helado de chocolate. Que hijo de puta, tu con tus recuerdos, arrasándolo todo. Estás lleno de nostalgia, por lo menos para mí. Noviembre, tú y tu frio. Frío que me deja helada, por fuera y seca por dentro. Lo que pasa es que eres un cobarde, ya no te atreves a ser el que eras, el de la ilusión de estrenar botas, de comprarse abrigo nuevo y de hacer cosas que nunca antes había hecho. Ahora eres el que se esconde, y pasa con eso, con miles de recuerdos que me hacen pensar en lo que fue y dejó de ser, en lo que podíamos haber sido de no ser por nosotros. Ay madre, que manía te tengo.
Pero no, no vas a poder conmigo. Siempre que tenga una canción que me suene a nueva, que me anime a continuar; un abrigo que me proteja de tu fría indiferencia, un “borrón y cuenta nueva” en la punta de la lengua… Siempre que tenga alguna de las cosas, tendré recuerdos nuevos que crear, y tarde o temprano, o te irás o volverás a ser el que eras. Valiente cabrón, con lo que tú y yo hemos sido… Qué ganas tuviste de hacérmelo pasar mal.

Reinas de la Maldad, hoy, no tenía pensado publicar. Es más, debería estar arreglándome para disfrutar del” juernes” universitario, en cambio estoy con mi bata de cebra, el pelo recién lavado y tecleando como una loca. ¿Por qué? Porque he leído algo por ahí que no me ha gustado un pelo. Y para chula, yo. Es broma, ¿o no?. Tal vez cuando digo noviembre quisiera poner un nombre propio, tal vez cuando digo cabrón, quiera decir… no, cuando digo cabrón es cabrón.  Novedades traigo. En breves comenzaré una sección en el blog en la que presentaré a algunas de mis lectoras que espero que acojáis con cariño. Si quereis participar, solo teneis que poneros en contacto con mirincondesoberbia@hotmail.com y os daré las pautas para que seais las próximas en salir en El Rincón de la Soberbia.

Estás últimas líneas he de dedicárselas a alguien “muy especial”. La verdad es que si pasó lo que pasó, no fue porque yo lo busqué, sino que me buscaron a mi. No es cuestión de escusarme, porque yo en tu lugar no admitiaría escusas pero  nadie me dijo que aquello no estaba bien porque nadie me dijo que tuviera que rendirle cuentas a nadie. Estas muy equivocada si piensas que yo en mi sano juicio iba a volver  a hacer que un pelele  hiciera daño a otra mujer. La culpa no es mía, sino de aquel que no supo contenerse. Con todo esto no pretendo abrir una nueva guerra sino que sepas que después de lo que ha jugado tanto contigo, como conmigo… lo más bonito que se me ocurre es partirle las piernas.