Odio que me tomen por tonta. No sé, es algo que siempre he odiado, porque peco de muchas cosas menos de estupidez.
Odio cuando no me contestan. No tengo paciencia, nunca la he tenido, y desgraciadamente me temo que nunca la tendré. Tampoco me sirve que me vendan excusas. El haber sido durante tanto tiempo la reina de la mentira, hace que no me fíe ni de mi sombra, y hago bien.
Odio los domingos, sobretodo los de otoño que son los que más pican cuando no tienes con quién compartirlos. Y no es que quiera estar sola, o que no lo quiera estar... No trato de buscarle un razonamiento a mi soltería simplemente creo que a estas alturas de la película, tengo que aprender a aguantarme yo misma un miércoles para después dejar a alguien que me aguante un domingo.
Ah, y que se me olvide justificar un texto también me da mucho por el culo.
Siempre he detestado que me llamen continuamente por mi nombre "Marina, escucha... Ya Marina pero... Joder Marina..." el pensar en mi tantas veces seguidas hace que tenga ganas de morder, y sin ningún tipo de connotación sexual, más bien animal, instinto asesino más que de supervivencia.
Odio cuando evitan responder a mis preguntas, y sobretodo cuando mi subconsciente hace que de más información de la estrictamente necesaria. Verborrea lo llaman, lengua inquieta y cerebro sin filtros lo llamo yo. Odio a las personas que hablan demasiado, pero odio aún más a aquellas que hablan demasiado poco. Como las expectativas, que nunca se cumplen porque siempre las tengo muy altas.
Odio a los pelirrojos. Bueno no es que les odie, es que siempre me han dado mal rollo, no puedo evitarlo, lo siento en el alma. Y no me fió ni un pelo de la gente con ojos claros, ni de aquella que no es capaz de aguantar la mirada, o la aguanta demasiado, llegándome a intimidar. No me gusta ni el techno, ni ningún tipo de chunda-chunda en general (exceptuando alguna que otra noche a horas intempestivas de la madrugada de la que apenas guardo o guardaré recuerdos...)
Odio la lluvia cuando me pilla por la calle, el viento y los coches amarillos. Los estampados de cuadros, los jeans negros y los zapatos blancos. Detesto llevar el pelo recogido, el color verde y a los asesores de imagen. No aguanto a Pink ni a LP por alguna extraña razón y desde hace algunos meses.
Odio las parejas que van cogidas de la mano. Si mi ex pudiera dar fe de ello, sabríais que no es porque no tenga con quién sino que siempre me ha dado la risa.
Pero si hay algo que odio, son las ganas que tengo de besar a ese gilipollas. De que me haga reír hasta que me duela la tripa y de insultarle. De ponerme roja y volverme frágil y tímida, antes de que se me olvide mi nombre y solo sepa pronunciar el suyo. De que me haga sentir estúpida, y de escuchar su voz, aunque como siempre, de eso no voy a cansarme. Odio querer levantar una ceja porque siempre consigue sorprenderme. Odio estar pendiente de una última hora de conexión. Odio estar enganchada a algo que no puedo conseguir. Odio cuando le baila el reloj en la muñeca, y ahora que lo pienso, odio recordar su risa.
Lo odio. Y odiarlo me hace desearlo a un más. Porque también odio que me lo pongan fácil, pero una cosa es una cosa, y seis media docena.
Odio no entenderme, y el melón, la sandía y la piña. Me dan mucho asco y eso es otra cosa que no puedo evitar.
_____________________________________________________________________Marina Viloria_
¿Soprendidas de leerme tan pronto? Yo también, pero bueno, mejor esto que una vez cada tres siglos. No prometo que esto pase a menudo, pero esto tenía que soltarlo. Y desde este apartado siempre dirigido a vosotras quiero mandar un mensaje muy especial:
Bah, mejor no, que me da la risa. Cada uno que lo entienda como quiera.
Siempre vuestra, nunca suya
Bueno, tal vez, ahora sí.
La primera persona que encuentro que odia el melon y la sandia, yo no los puedo ni oler del asco y no sé ni porque, el articulo podria haberlo escrito yo mismo porque coincido en casi todo salvo por el color verde jajaja.
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