Busca
un hombre, no un crío. El hombre perfecto, aunque yo creo que eso es más bien un mito. Busca un hombre que sepa que estar contigo es un
privilegio, no un derecho. Que te haga sonreír hasta cuando estés tratando de
discutir con él. Uno de esos con los que se te pone cara de boba solo con oler
su perfume y que si estuviera en su mano, pondría el universo a tus pies.
Búscate un hombre que te valore por lo que eres, no por lo que fuiste ni por lo
que algún día serás. Que te vea preciosa incluso recién levantada, en ese
momento en el que tú te miras al espejo y suspiras pensando “Menos mal que
alguien inventó los peines”. Que te respete, que te idolatre y con el que te
sientas muy mujer, muy diva, muy diosa, muy tú.
No
busques ni al más guapo, ni al más rico, no al que tenga el mejor apellido.
Busca al que prefiera quedarse un sábado tirado en el sofá contigo que irse a
ver el fútbol con sus amigos. Rechaza a todos aquellos que prefieran verte en
ropa interior, antes que charlar con un café de por medio. Que te cuide, y que
aunque no lo haga, trate de comprenderte.
Que
no te venda motos, ni te jure amor eterno, pero que haga que cada día sea
inolvidable. Búscate un hombre del que puedas presumir y al que se la caiga la
baba al hablar de ti. Que tenga cerebro, que pene tienen todos. Detallista, romántico,
un poco macarrilla… eso ya como tú lo veas, pero que sepa cómo hacerte feliz.
Que
no te utilice, que te mime y que te cante al oído. Un hombre que si te da la
espalda sea solo para llevarte a caballito. Que prefiera abrazarte antes que
tocarte el culo. Búscate un hombre de esos de las películas, que te parezca
guapo a ti, no al resto. Que llame tu atención y que te llene los días de
besos. Busca hombre sincero, paciente y protector.
Fiel, leal y comprometido con vuestra causa, la de ser felices el resto de vuestra historia. Que huela bien, y que sepa mejor. Que bese como con sabor. Uno de esos que empiezas a echar de menos mucho antes de haberte despedido de él. Busca, busca, busca…
Y
una vez le encuentres, átale a ti. Pero átale con unas cadenas más fuertes que
las metálicas, de esas que hacen que cada minuto del día tenga que pensar en
ti. Demuéstrale que aquí no has venido a competir con ninguna otra, que te vas
a compartir con él. Y sobre todo, sé feliz. Disfruta de su compañía, de sus
tonterías, de sus rabietas, de sus detalles y sus manías. Disfrútalo a diario y
los fines de semana, por las noches, por las tardes y por las mañanas.
Porque
al fin y al cabo, llevas toda la vida buscándolo. Porque al fin y al cabo, no
sabes si es el de verdad, y al no saberlo no puedes predecir si algún día te
faltará.
Reinas de la maldad, feliz viernes. Estoy especialmente contenta esta semana, no me pregunteís por qué. Con este post doy la entrada al fin de semana, que espero sea más productivo que el anterior. No tengo mucho más que añadir, que disfruteis todo lo que podais este par de días antes de volver a la rutina y que os espero aquí muy prontito. Un beso muy muy muy muy muy muy grande.
SIEMPRE VUESTRA, (CASI) NUNCA SUYA.
Marina Viloria
Wow, una entrada genial. Me ha encantado de veras, genial escrita genial todo. No podemos buscar a alguien de cuento, ni al que le gusta a las demás, hay que buscar a esa persona que está hecha para ti. Un besazo, te veo por mi blog? :)
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