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Porque sobre lo ideal, se ha escrito demasiado.

Soberbios, followers & cia

domingo, 18 de agosto de 2013

Te has marchado para siempre.

Sé que estas líneas van a quedar en el más absurdo de los olvidos. Sé que estas palabras nunca llegarán a tus oídos. Que estas letras que hoy te escribo jamás serán acariciadas por tus ojos, no van a hacerte esbozar una sonrisa, y tampoco harán que derrames ninguna lágrima.

Estás, de cuerpo presente, pero hace mucho tiempo que no eras tú. Los años pesaron y los recuerdos eran tantos que un día se esfumaron, de la noche a la mañana. Olvidaste tu pasado, tus aventuras, tus historias... Te olvidaste de tu gente, de nosotros, te olvidaste hasta de ti.

Siempre pensé que serías eterna, la mujer de hierro, indestructible. Me enseñaste, sí. Me enseñaste practicamente todo lo que sé de la vida. Y ya no estás, y yo sigo aquí, y como desde hace mucho echándote de menos... Tanto "y", supongo que me cuesta poner puntos finales, sobretodo cuando tengo que hablar de ti.

"Ley de vida" ya, pero por qué.

Tal vez, me sienta culpable por no haberme despedido. No sé, supongo que esta es una manera de limpiar mi sentimiento de culpabilidad, aunque sé que en estos últimos años, despedirme no hubiera servido de nada, porque en cuerpo estabas pero en alma no.

Sé que me has querido, que me has querido mucho, auténtica devoción, y creeme, yo también lo he hecho, lo sigo haciendo.
Toda una vida que acaba reducida y recogida en una caja. Suena duro, incluso frío pero es la pura realidad.
Estás ahí, a escasos metros y nosotros aquí, haciendote compañía por última vez. Ya, ya sé que muchos de los que están no quisieras que estuvieran... Pero qué puedo hacer yo más que aguantar un falso consuelo que no me reconforta.

Tengo muchas cosas tuyas. La soberbia, el "mal café", la aparente frialdad, y como a ti, tampoco me gusta la gente...

Solo quería despedirme, que supieras que nunca te voy a olvidar. Y aunque estas palabras, como ya he dicho, nunca te lleguen, necesitaba escribirlas.

90 primaveras, muchos sueños cumplidos y muchos otros sin cumplir.

Hasta siempre.

miércoles, 7 de agosto de 2013

8.765,81277 horas después (7 etapas del duelo)

8.765,81277 horas después. ¿Qué se siente? Entre poco y nada.

Siempre nos quejamos de la monotonía de la rutina, de la uniformidad y homogeneidad de nuestras vidas, y cuando esa rutina se ve alterada por la falta de cualquier elemento que no teníamos en mente cambiar u omitir, comenzamos a volvernos locos.
Qué sorpresas nos da la vida, y para desconsuelo de muchos no siempre son favorables y para nada, un motivo de alegría. Todo acto, tiene su consecuencia más o menos obvia y en un plazo de tiempo que nada tiene que ver con la gravedad de los hechos ni con la repercusión de los mismos. 
Nuestro cerebro (y nuestra parte emocional) tarda en reaccionar ante ciertas situaciones. Uno no se enamora de la noche a la mañana, ni deja de querer en un abrir y cerrar de ojos. Como el río, todo sigue su curso. Igual, que ante la muerte de un ser querido, las reacciones se suceden a velocidades distintas en unas personas que en otras.

Shock: No, no me lo esperaba. La verdad es que hubiera llegado a jugarme la cabeza a que eso nunca hubiera pasado, y efectivamente, como muchas otras cosas hasta este momento, la hubiera perdido. Parálisis cerebral y emocional. No ha pasado, es una broma. Sí, seguro que es una broma. 

Negación: Imposible. No se puede acabar tanto amor en tan solo unos segundos. Tanto tiempo forjando algo tan sólido, tan real que parecía mentira... No, no lo pueden romper dos palabras, y menos dos términos tan sosos fríos e incoherentes "Se acabó" ¿Ello sólo? No. Seguimos juntos, seguro. Es solo una pataleta, un enfado tonto. Mandaré un mensaje, le diré que le quiero y que volveremos a estar bien. No se ha acabado, no ha podido ser así.

Rabia: Mi vida no vale nada sin él. Toda la culpa es de tanta fulana que le ha comido la cabeza para poder comerle todo lo que viene detrás. Hijas de puta. Y van de amigas, como las vea las mataré. Y él... Él es gilipollas, no se da cuenta de que le quiero, que me quiere, que sin mi, no será feliz. La culpa no es mía y soy yo la única que sufre. Es como si a él le diera igual. Nunca le he importado. Valiente capullo. Juro que no será feliz si no es conmigo. Al final se dará cuenta de que o está conmigo o está contra mi, y la segunda opción no le compensa. Nunca me quiso, solo me utilizó.

Culpa: La culpa es mía. Nunca fui lo suficientemente buena ni con él ni para él. No me merece, merece a alguien mejor. Si yo no hubiera hecho todas esas cosas, si jamás me hubiera enfadado con él, si siempre le hubiera dado la razón. Nunca debí prohibirle nada, debí seguir sus órdenes. La culpa es mía, no hago nada bien, nunca lo he hecho, y nunca lo haré...

Tristeza: Solo lloro. Nada tiene sentido. Le echo de menos. Tengo un gran vacío en mi interior que me corroe por dentro. No tengo ganas de vivir, ni siquiera tengo fuerzas para respirar. No quiero saber nada de nadie, no me importa lo que le pase a nadie, ni lo que me pase a mi. Solo quiero morirme, meterme en la cama y llorar hasta quedarme seca, y entonces, dormirme para siempre.

Miedo: ¿Conseguiré salir adelante? La verdad, si él no está en mi futuro no sé si quiero seguir adelante. Él... él era quien me protegida  con él me sentía segura. Nunca seré feliz, no sin él. No, gracias, no me interesa conocer a nadie más. Si alguien consigue hacerme sentir tan viva y tan plena como lo hizo él seguro que esperará el mejor momento para abandonarme y volver a dejarme como estoy. Paso de darme otra vez la hostia, estoy mejor así, si no espero nada de nadie, ninguno podrá defraudarme.

Aceptación: Sí, es cierto, lo echo de menos. Cómo no voy a hacerlo, ha sido una parte fundamental en mi pasado. Sí, recuerdo el día de hoy. También me da un escalofrío cada vez que los meses suman ese preciso número de días. Ese banco, en ese banco reímos muchas veces. Me acuerdo de esa canción, solía cantársela siempre que hablábamos por teléfono .. Pero está bien así, me ha hecho aprender. Sé los errores que nunca volveré a cometer, ahora me esperará "otro él" para poder darle todo el amor que al anterior no supe darle correctamente. No voy a reemplazarle  sino a hacer más confortable el hueco que dejó. Algún día nos encontraremos y nos tomaremos un café...

Después, buscas una nueva rutina. Un nuevo elemento de cohesión entre tu felicidad y el mundo. Qué difícil es vivir en una rutina que no te hace sentir plenamente feliz, pero qué difícil es también vivir en una que te hace profundamente desgraciada. Salimos de una rutina para meternos en otra, mejor o peor. Son círculos viciosos; Estás bien. Estás perfectamente feliz. Te das la hostia. Sufres. Luchas. Estás bien... Y así. Toda la vida. Algunos círculos tienen mayor diámetro que otros, eso depende de las personas y de su capacidad de superación. La velocidad en la que superen esas fases de las que he hablado será el tiempo que tarden en salir de los profundos baches a los que nos somete la vida. 

8.765,81277 horas después, y yo qué siento. Me hallo el la fina línea que divide la sexta de la séptima etapa. Ya he cruzado esa línea varias veces en estas 8.765,81277 horas, pero siempre he vuelto atrás, como si me hubiera dejado el paraguas en casa en un día lluvioso. Hace sol, estoy preparada. Es hora de volver a girar mi círculo, de prepararme para una nueva rutina. 

Reinas de la maldad, parece fácil pero no lo es. Esto fue lo primero que pude publicar tras el revés que me dio la vida, 11 días después de un gran golpe. He estado tratando de recordar las sensaciones que sentía cuando escribí ese post, la verdad, seguía en shock. En la entrada Yo perdono pero no olvido. O igual era al revés... me desnudé ante el mundo (emocionalmente hablando) Las entradas de Octubre 2012 solo eran disfraces para mi agonizante momento personal. Las de Noviembre´12 el mejor ejemplo de "Consejos vendo y para mi no tengo". En Diciembre le pedí a 2013 que fuera lo que mi 2012 no había sido, le pedí sonreír 24/7, y bueno, dejemoslo en que confío en que los 4 meses que le quedan recompensen los otros 8. Y así, mes a mes, contando mis penas y, en ocasiones, alegrías. 

Adopté durante estas últimas 8.765,81277 horas la frase de "Siempre vuestra, nunca suya" y ha quedado ya como un imprescindible en mis publicaciones. 

Os vuelvo a preguntar, como antes, pero con toda la libertad para responder de forma anónima (OS DOY LA OPCIÓN) y que preguntéis o digáis lo que queráis. -:

¿Has conseguido superar las 7 fases? Si es así, ¿Cuánto tardaste?. De no ser así, ¿Cuánto llevas, y en qué fase crees que te encuentras?


@maarviloria